Aún y con su estrategia para minimizar el impacto del Covid19, la gestión del presidente López Obrador en torno al reto más grande que en materia de salud hemos enfrentado, ha sido desastrosa. México ocupa, hoy en día, el tercer lugar a nivel global en número de fallecimientos en proporción al tamaño de su población (64,400/128,900,000). Por poner un ejemplo ilustrativo, la India con una población 10 veces superior, cuenta con el mismo número de muertos.
No es de extrañar que México se sitúe, junto con los Estados Unidos y Brasil, en el club de los países que peor han reaccionado frente a la emergencia. Al final del día, se trata de naciones bajo liderazgos demagógicos: Trump, Bolsonaro y López Obrador, a pesar de sus diferencias ideológicas, comparten un mismo tipo de personalidad: buscan la polarización, desestiman y tratan de ridiculizar al adversario, desprecian a las instituciones democráticas y son alérgicos al control institucional del poder. En México, los saldos de la pandemia se medirán no solo en el número de muertes, sino también en el terrible daño a la economía. El Secretario de Hacienda Arturo Herrera lo ha dejado muy claro ante miembros del partido en el poder: el 2021 México vivirá una de sus crisis más profundas. De hecho, el resultado de la encuesta sobre expectativas de especialistas en economía del sector privado, aplicada por el Banco de México, pronostica una contracción del Producto Interno Bruto para 2020 de aproximadamente el 10%. La peor de las que se tiene registro. Aunado a lo anterior, la expectativa de crecimiento para 2021 es del 2.88%. Si atendemos estas cifras, requeriríamos poco más de 3 años para que nuestra economía vuelva a los niveles previos a la pandemia. Es decir, en el mejor de los escenarios, el presidente López Obrador estará entregando un país que habrá crecido 0% durante su mandato. También, la peor cifra en décadas. Ausencia de crecimiento económico, pero con crecimiento poblacional, significa que esta administración terminará dejando a un mayor número de mexicanos en situación de pobreza. Para agravar la situación, el mismo secretario Herrera, ha informado que las secuelas de la pandemia nos tomarán con apenas instrumentos para hacer frente a la adversidad económica. Los fondos y los recursos con los que se contaba para hacer frente a este tipo de situaciones se han agotado en un tiempo récord. No se percibe, por otro lado, que su disposición por parte del gobierno de la república haya tenido algún impacto positivo en materia de bienestar. Mientras tanto, la sangría de recursos públicos continúa con proyectos como el aeropuerto de Santa Lucía, la refinería de dos bocas o el tren maya. El rápido deterioro de la economía mexicana y la pésima gestión de la pandemia apuntados abren, sin embargo, una ventana de oportunidad para impulsar una participación copiosa y decidida en el próximo proceso electoral. En 2021 tendremos la oportunidad de llamar a un ejercicio democrático de rendición de cuentas al presidente López Obrador, a través de nuestro voto. Que la conformación de un congreso con mayoría opositora sea el primer camino en la reconstrucción de este México con paz, desarrollo y prosperidad que todos queremos.
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September 2020
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